Cherreads

Chapter 16 - Capítulo 13 - Bajo la Sombra de la Energía Blanca. Condiciones por los que Prometimos Proteger

El silencio se cernió sobre la mesa de la cafetería, espeso como el café sin tocar de Nick Fury. Xavier, con los dedos entrelazados sobre su regazo y el rostro sereno, no pronunció palabra alguna. Pero bajo esa calma, su mente era un torbellino. Las palabras de Fury resonaban con una fuerza inusual, no solo por su contenido, sino por las ondas psíquicas que las acompañaban: una reverberación de la anomalía que el Director acababa de revelar.

'Regeneración, fuerza, telequinesis, telepatía, crioquinesis...'

La lista era tan variada como desordenada. Nada que se asemejara a las mutaciones que conocía, que tendían a ser específicas, genéticamente ancladas. Esto no era evolución; era algo más elemental. No una chispa, sino una grieta en el tejido mismo de la realidad. Fury hablaba de un "Dragón" que había "revivido", y de una "onda de energía" que los transformó. Palabras que sonarían a delirio para la mayoría, pero para Xavier eran ecos de verdades cósmicas apenas rozadas por la conciencia humana.

El origen de esa energía, de un ser tan antiguo y colosal, era un abismo que su mente ya intentaba sondear. Sus ojos, aparentemente fijos en Fury, en realidad contemplaban un futuro incierto. Si esa energía era capaz de alterar seres humanos al nivel descrito… ¿qué pasaría si alguien intentaba controlarla sin comprenderla? Xavier percibía el riesgo de agravar la situación, como tratar de contener un huracán con cortinas de seda.

Podrían liberar algo peor, o contaminarse a sí mismos. Los X-Men, guardianes de una causa biológica, podrían verse arrastrados a un conflicto existencial.

Una amenaza universal, pensó.

La mera existencia del dragón, y su capacidad para alterar la biología de quienes lo rodeaban, implicaba fuerzas que trascendían la comprensión humana y mutante. Intervenir no solo arriesgaría la seguridad de sus estudiantes frente a una agencia gubernamental secreta, sino que también podría atraer la atención de entidades cósmicas con intereses más vastos. El universo era enorme, y la Tierra, apenas un punto. ¿Estaba dispuesto a ofrecer a los suyos como peones en un juego tan descomunal?

Ese pensamiento le oprimió los hombros.

Sentía la presencia de Scott y Ororo a su lado como anclas vivientes a la realidad que juró proteger. Scott, tan volátil desde Alcatraz, y tan herido. Xavier percibía su furia latente, esa desconfianza visceral hacia toda entidad gubernamental que operara en las sombras o no. ¿Cómo convencerlo, sin romper lo poco que quedaba de la cohesión del equipo? Ya habían perdido a Logan cuyo espíritu indomable se quebró bajo el peso de su ''pérdida''… y del vacío que dejó el adamantium ausente.

La falta del metal era más que física: era simbólica. Un recordatorio de todo lo que habían sacrificado en nombre de una cura, y de una batalla que no ganaron. Un "sí" a Fury, podía ser la grieta definitiva en el dique emocional de su familia.

La escuela no era solo un edificio. Era un refugio. Un hogar construido sobre promesas que aún intentaba sostener.

Más allá de los rostros conocidos, su mente se expandía a los cientos de jóvenes que dormían bajo su techo. Talentos incipientes, frágiles, e incomprendidos. Entregarlos, incluso indirectamente, al escrutinio de una entidad como S.H.I.E.L.D. sería traicionar el corazón mismo de su propósito. Cargaba cada vida como una promesa personal, cada esperanza como un pacto.

Esto no era política. Era su gente.

Y luego estaba el riesgo oculto en la misma ayuda que podría brindar. Si los X-Men desarrollaban un método para estabilizar, o revertir los efectos de esa energía en los agentes afectados… ¿quién aseguraría que ese conocimiento no sería vuelto contra ellos? S.H.I.E.L.D., al operar lejos del escrutinio público, podía torcer fácilmente esa cura en una herramienta de control.

La historia mutante estaba llena de cicatrices: sueros, cárceles, campos, promesas rotas. No podía permitir otra.

La balanza oscilaba peligrosamente. Por un lado, el riesgo de un poder incontrolado escondido tras sellos gubernamentales. Por el otro, arrastrar a los suyos hacia una tormenta cósmica que podría consumirlos. Y en medio, la delgada línea que aún sostenía la confianza de su comunidad.

Finalmente, Xavier abrió los ojos que antes había cerrado. Su mirada era serena, pero cargada con el peso de mundos y el futuro de su especie. Se fijó en Nick Fury. La decisión estaba tomada.

No porque fuera sencilla, sino porque ya no podía permitirse temerle al futuro.

...

El silencio en la cafetería se prolongó, tan denso que el tintineo de una cuchara en algún rincón lejano sonó como un eco amplificado. Xavier, con los ojos finalmente abiertos, irradiaba una calma que, para Nick Fury, era casi más intimidante que la furia. Sus arrugas se acentuaron apenas en una sonrisa amable, pero sus ojos claros se mantuvieron fijos en el Director con una intensidad que parecía mirar directo al núcleo de su ser.

"Director Fury", comenzó Xavier. Su voz era un murmullo suave, casi inaudible entre el susurro lejano de la cafetería, pero con una autoridad que se imponía sin esfuerzo. "Comprendo la gravedad de su situación. Y permítame decir que la confianza que ha depositado en mí es… Significativa"

Pausó un instante. Su mirada se desvió brevemente hacia la postura tensa de Scott y la posición alerta de Ororo, antes de volver a posarse sobre Fury.

"La estabilidad de su organización, y por extensión, la seguridad de este mundo, son preocupaciones que comparto" continuó, inclinándose apenas hacia adelante con un gesto deliberado. "Sin embargo, como bien ha señalado sobre su gente, mi compromiso principal es con los míos. Con aquellos que, como sus agentes, han sido transformados por fuerzas que no comprenden, pero que cargan ahora con un don que el mundo no suele admirar, sino temer"

Una pizca de firmeza se coló en su tono, sin romper la serenidad.

"Si vamos a tenderle la mano, Director, nuestra cooperación debe asentarse en un entendimiento claro, mutuo y, ante todo, confidencial. Mi 'sí' a su petición vendría con ciertas condiciones. Condiciones que aseguren que esta alianza, por necesaria que sea, no comprometa la seguridad ni el futuro de quienes he jurado proteger"

Fury no reaccionó. Se mantenía inmóvil, su único ojo fijo en Xavier y sin sorpresa, solo con la fría atención de quien sabe que ha entrado en una negociación seria.

Xavier alzó un dedo, no en gesto amenazante, sino para marcar cada punto con precisión.

"Primero, Director: protección y no interferencia. S.H.I.E.L.D. no deberá, en un futuro y bajo ninguna circunstancia, intervenir en los asuntos de la Escuela Xavier para Jóvenes Dotados. Eso incluye cualquier intento de rastreo, vigilancia, clasificación, reclutamiento o "cura" aplicada a nuestros estudiantes o a cualquier mutante sin nuestro consentimiento explícito. Necesitamos su compromiso de que no habrá operaciones encubiertas ni acciones que pongan en riesgo nuestro santuario. Porque eso es lo que es: un refugio, no un campo de observación o batalla", hizo una breve pausa, midiendo el peso de cada palabra.

"Segundo: recursos y financiación secreta. Mantener un refugio y educar a decenas de jóvenes mutantes, sin mencionar los equipos y la tecnología que requerimos para la protección y el entrenamiento, es una tarea costosa, a menudo infravalorada por aquellos que no comprenden nuestra misión. S.H.I.E.L.D. posee medios que nosotros no. Por eso pedimos un respaldo financiero y logístico, secreto pero sostenido, que nos permita seguir nuestra labor sin comprometer nuestra autonomía"

Scott apretó los labios bajo sus gafas, pero Ororo puso una mano tranquilizadora en su brazo, un gesto casi imperceptible. Fury, por su parte, no reaccionó, pero su cerebro ya calculaba las implicaciones.

"Tercero" continuó, con la mirada afilándose: "Información compartida. Necesitamos acceso a inteligencia sobre amenazas relevantes para los mutantes. Grupos humanos hostiles, movimientos anti-mutantes, y anomalías emergentes. No podemos proteger a los nuestros si no vemos el tablero completo. Y S.H.I.E.L.D., como usted bien sabe, tiene piezas que nosotros ni siquiera sabíamos que existían"

Su voz se volvió más grave, no por enfado, sino por el peso del último punto.

"Y cuarto: investigación conjunta, bajo nuestras condiciones. Si se va a estudiar la naturaleza de estos dones, si se pretende entender o controlar estas nuevas habilidades, debe hacerse en nuestras instalaciones, bajo supervisión nuestra. Nada ni nadie será transferido a instalaciones de S.H.I.E.L.D. sin aprobación mutua. Cualquier estudio se hará ahí. Con nuestros equipos. Y mis mutantes con habilidades compatibles, serían los encargados. Sus agentes afectados pueden asistir allí, si es necesario, pero bajo nuestras estrictas directrices"

Xavier se recostó lentamente en su silla. Su expresión seguía siendo tranquila, pero en su postura había una fuerza que no necesitaba alzarse para hacerse sentir.

"Esas son mis condiciones, Director Fury. Ofrezco la experiencia y los recursos de mi gente para ayudarle a entender y contener lo que les ha ocurrido. A cambio, espero que usted nos brinde la seguridad, los medios y el conocimiento necesarios para proteger a nuestra comunidad en un mundo que aún no nos comprende"

El silencio que siguió fue distinto al anterior.

No era tenso, sino denso. Un momento suspendido entre el riesgo y la oportunidad.

Nick Fury lo sopesaba, su mente calibrando cada exigencia, y cada posibilidad. A su lado, Maria Hill se mantenía impasible, y frente a él, los mutantes esperaban.

La balanza se había inclinado. Ahora le tocaba a Fury decidir si el precio valía la pena por la ayuda.

Nick Fury permaneció inmóvil unos segundos, su único ojo escrutando al Profesor Xavier, a Scott y a Ororo. La cafetería, antes un fondo de murmullos y tintineos, ahora parecía contener el aliento. Finalmente, con un leve asentimiento que no reveló nada, Fury se puso de pie. Y Maria Hill a su lado, lo imitó con la misma sincronización silenciosa.

"Gracias por su tiempo, Profesor", dijo Fury. Su voz seguía siendo áspera, pero con un matiz de finalidad.

No hubo apretones de manos. No hubo promesas. Solo una mirada sostenida que comunicaba la magnitud de la decisión que acababan de poner sobre la mesa.

En respuesta Xavier asintió, con una pequeña sonrisa. "La comprensión mutua es el primer paso, Director. Espero que su viaje de vuelta sea… Esclarecedor"

Sin decir una palabra más, Fury se giró y caminó hacia la salida de "The Corner Brew", con el abrigo apenas ondeando al moverse y Hill lo siguió sin necesidad de indicaciones. El suave timbre de la puerta al cerrarse marcó el final de la reunión, afuera, el sol grisáceo de Washington los recibió con indiferencia. Así, los dos se dirigieron al vehículo discreto que los había traído.

Hill tomó el asiento del conductor con eficiencia metódica; y Fury se acomodó en la parte trasera, su ojo fijo en el paisaje del entorno que desfilaba al otro lado del cristal.

El trayecto de regreso a la central de S.H.I.E.L.D. fue tan silencioso como el de ida, pero el ambiente dentro del coche era marcadamente distinto. Ya no era la tensión de lo desconocido, sino la digestión de una propuesta monumental.

Fury se recostó en el asiento de cuero, su mirada perdida en la ventanilla. Su mente, un torbellino de escenarios, variables y protocolos, ya no se centraba en las palabras exactas de Xavier, sino en lo que no se había dicho. En las implicaciones. En lo que costaría aceptar esas condiciones… o lo que costaría no hacerlo.

Hill, concentrada en la carretera, percibía el peso del silencio de su director. Sabía que aquella reunión no había sido una simple conversación: era un punto de inflexión.

S.H.I.E.L.D., la agencia que juró controlar lo desconocido, estaba a punto de (o tal vez ya lo había hecho), aliarse con aquello que el mundo temía. Todo por enfrentar una amenaza que venía desde dentro.

El futuro de la organización, y quizá el de sus propias habilidades aún inexploradas, pendía de una sola decisión.

La de Nick Fury.

...

En la mesa, Xavier, Ororo y Scott vieron en silencio cómo los representantes de S.H.I.E.L.D. cruzaban la puerta de cristal. El suave tintineo del timbre se desvaneció con ellos, y junto a su partida, se disipó también la tensión densa que los había envuelto durante la negociación. El bullicio habitual de la cafetería (las tazas, los murmullos y la música ambiental), regresó como si nadie más hubiera notado la carga de lo que acababa de ocurrir.

Pero en su mesa, la calma de Xavier contrastaba con la visible irritación de Scott.

"¿'Condiciones'?", mascullo Scott Summers. Fue el primero en romper el silencio, con voz baja y cargada de un veneno apenas contenido, sin molestarse en ocultar su desaprobación. Sus gafas de rubí, parecían arder como carbones vivos. "Profesor, ¿de verdad cree que podemos confiar en Fury? ¿En S.H.I.E.L.D.? Esto es una trampa. Siempre lo es." Apretó los puños bajo la mesa, su postura tensa.

"Cada vez que el gobierno extiende una mano, termina empuñando un arma. ¿Recuerda Alcatraz? ¿O ya se le olvidó?"

Ororo, sentada con la misma elegancia de siempre, colocó una mano suave pero firme sobre el antebrazo de Scott. Su mirada era comprensiva, pero su tono, tranquilo y autoritario. "Scott, la ira no nos llevará a ninguna parte. La desconfianza es necesaria… Pero no puede cegarnos", luego volvió sus ojos claros hacia Xavier, buscando respuestas. "Profesor, ¿por qué ir tan lejos? ¿Por qué ofrecer nuestra ayuda a una organización que históricamente nos ha visto como una amenaza?"

Xavier esbozó una sonrisa triste. Sus ojos se perdieron un momento en el vapor que ascendía del café que nadie había tocado.

"Mis queridos...", dijo al fin, con esa voz que mezclaba bálsamo y gravedad. "Fury no vino a pedir un favor. Vino a pedir ayuda vital... El director de S.H.I.E.L.D. no revela debilidades si no está desesperado. Y si el guardián de lo desconocido ha perdido el control sobre sí mismo... ¿qué implica eso para el resto del mundo? ¿Para nosotros?"

Hizo una pausa.

Su mirada se posó en cada uno de ellos.

"Nuestra historia con la humanidad, Scott, nos ha enseñado que la incomprensión lleva al miedo, y el miedo, a la persecución. Pero también nos ha enseñado que podemos influir en el curso de esa historia, no solo reaccionar a ella", señaló la puerta por la que Fury había salido.

"Si Fury acepta nuestras condiciones, nos estaría ofreciendo oportunidades únicas: asegurar la protección de nuestra escuela, acceso a información vital, y una forma de mantenernos al tanto de amenazas que podrían afectarnos sin previo aviso. Y lo más importante", su voz descendió a un susurro cargado de peso cósmico.

"La posibilidad de entender una energía que trasciende la mutación. Algo que podría contener secretos sobre la propia vida, sobre el cosmos, y que, mal entendida, podría ser un peligro incluso mayor que cualquier gen anti-mutante"

Scott resopló, aún escéptico.

"O podría ser su forma de entrar, de entender cómo 'curarnos' a todos la próxima vez, con su propia gente sirviendo de conejillos de indias"

"Una posibilidad que he considerado con sumo cuidado, Scott," replicó Xavier con serenidad. "Por eso las condiciones sobre la investigación en nuestra escuela. El control de ese conocimiento debe permanecer en nuestras manos. Le damos una mano a Fury. Pero no sin la garantía de que él, y lo que representa, nos tenderán la suya a cambio. No busco el conflicto, sino la supervivencia y la coexistencia, y a veces, eso requiere negociar en terreno hostil"

Con un asentimiento apenas perceptible a Ororo y Scott, Xavier se preparó para levantarse. "Hemos dicho lo que teníamos que decir aquí. Es hora de volver... Hay mucho que discutir en casa"

Dos minutos después de la partida de Fury y Hill, los tres mutantes también abandonaron The Corner Brew. El sol grisáceo de Washington D.C. los recibió con la misma frialdad con que los había despedido. El aire fresco, cargado de historia, resultaba casi un alivio. Ororo tomó el asiento del conductor de un SUV negro y discreto, Scott se acomodó al lado, con su expresión aún ceñuda, y Xavier, con la ayuda elegante de Ororo, había subido en el asiento trasero.

El motor rugió suavemente, y el vehículo se deslizó por las calles de Georgetown. El inicio del trayecto fue silencioso; cada uno procesaba en su mente el peso de la reunión y las implicaciones de lo pactado.

Fue Scott quien volvió a hablar, su tono un eco más resignado que furioso.

"¿Está seguro de esto, profesor? ¿De verdad cree que Fury cumplirá su palabra? S.H.I.E.L.D. es el gobierno con capa. No le rinden cuentas a nadie"

Xavier suspiró levemente, el sonido casi inaudible sobre el zumbido del motor. "Confiar, Scott, es una palabra compleja en nuestro mundo. No es una cuestión de fe ciega. Es una cuestión de cálculo de riesgos y oportunidades. Fury está desesperado. Su organización, que se enorgullece de contener lo extraordinario, ahora lo encarna. Su posición, su carrera, y la estabilidad de S.H.I.E.L.D. cuelga de un hilo"

Ororo, sin apartar la vista de la carretera, habló con voz pausada:

"Es nuestra oportunidad para asegurar nuestra posición... De convertirnos en activos... Y demostrar que no somos solo una amenaza... Si él nos necesitara para resolver su problema, entonces seríamos más importantes vivos que vigilados..."

"Exactamente, Ororo", asintió Xavier. "Si somos su única esperanza, protegernos se vuelve parte de su instinto de conservación. No por bondad, sino por necesidad. Además... la información Scott, ¿imaginas lo que S.H.I.E.L.D. sabe? Grupos anti-mutantes, anomalías, amenazas que aún desconocemos. Esta alianza podría salvar innumerables vidas mutantes"

Scott cruzó los brazos, el ceño aún fruncido, pero ya sin la rigidez de antes.

"Sigue siendo un riesgo enorme. ¿Y si el Consejo que está por encima de él se entera y todo se viene abajo?"

"Un riesgo que hasta ahora hemos enfrentado solos", interrumpió Xavier con una calma firme "Al menos ahora, tenemos una oportunidad de hacerlo con un aliado por muy volátil que sea... La alternativa es la ignorancia... y el caos"

El resto del trayecto transcurrió en un silencio distinto. No el del enfado, sino el de la reflexión. Las luces de la ciudad fueron quedando atrás, reemplazadas por los árboles oscuros del campo. Finalmente, el SUV se detuvo frente a la verja de hierro forjado que marcaba el inicio de su refugio. Las gárgolas del portón lanzaban sombras en la penumbra mientras el coche avanzaba lentamente hacia la mansión.

Un enorme edificio se alzaba imponente, cálido e iluminado. Era su hogar, su refugio. Y quizás, posiblemente, el centro silencioso de una alianza secreta con el director más enigmático del mundo.

...

Si te está gustando, no olvides comentar, agregarlo a tu biblioteca y darme piedras de poder, eso me ayuda mucho. 💬🔥

More Chapters